En general siempre he considerado que cuando me alojo en un hotel es importante sentirme como en casa.
Doy por supuestos los servicios habituales de limpieza, restauración, etc. del hotel.
En el caso de la estancias largas yo pondría como prioritaria una política de precios que permita competir al hotel con la oferta de alojamientos turísticos y viviendas privadas de alquiler.
Es importante que cuente con condiciones adecuadas para el teletrabajo y con unas buenas comunicaciones, tanto físicas como electrónicas, de forma que puedas sentirte cerca de tu entorno natural aunque sea a distancia. Una buena conexión a internet es imprescindible (tanto por cable como inalámbrica), sin los típicos cortes o caídas de velocidad de la wifi en zonas de sombra o a las horas punta. Y procedimientos sencillos para usar la tecnología disponible. Por ejemplo, poder hacer rápidamente videoconferencias usando la TV de la habitación, o manejar todo lo posible con comandos de voz, simplificando su uso.
Tampoco estaría mal contar con facilidades para recibir la visita de familiares y amigos: precios competitivos, cambio temporal de habitación o recintos tipo suite ampliables en función de las necesidades del cliente y la disponibilidad del hotel...
En resumen, como he dicho al principio, estar como en casa, a un precio razonable.
