El desayuno es mi parte favorita de alojarme en un hotel y seguramente la de muchos huéspedes. Por ello me gusta que sea especial y diferente, para ello:
1. Resaltar que debe haber productos locales, de km 0, frescos y de calidad, hacen que la experiencia sea más satisfactoria y crean una mayor conexión con el entorno.
2. Productos saludables. Está bien darse un capricho en los días de descanso pero en estancias largas o por estilo de vida apetece opciones más saludables, ejemplo, copos de avena, semillas de Chía, frutos secos aguacate, hummus, etc.
3. Atención personalizada en el momento de preparar el café, con variedades de leches, se agradece un servicio barista. Además de ofrecer la posibilidad de elaborar smothies a tiempo real.
4. Variedad en los productos calientes, elaborarlos según demanda e ir cambiando, si un día ofrecen huevos revueltos otro día podría ser huevo poche, tortitas o creps.
5. Considerar una zona o alimentos sin riegos de contaminación para personas que padecen alergias alimentarias o celiacas para que pueda consumirlos con total tranquilidad.
6. Cuidar el salón de desayunos, procurar una buena organización de los productos y su disposición para que sean apetecibles. Así como la limpieza y el servicio adecuado del personal.
