Una cama king size en la que quepamos los niños y nosotros. Sabanas blancas recien planchadas y almohadas, grandes y muchas. Tantas como para poder hacer una guerra, o una cueva donde esconderse.
Hilo musical para bailar, y saltar mirándonos a los espejos.
Una bañera grande donde bañar a los niños con patos y espuma.
Para nosotros, una ducha con hidromasaje y toallas con olor a detergente.
Sentirse como en casa, soñar y amornecer despiertos.