
¿Cuantas veces no nos habrá ocurrido a los que viajamos que nos entretenemos la noche anterior con una cena, un compromiso, una fiesta, una visita nocturna planeada o no... llegamos al hotel a las no-sé-ni-qué-hora-será y pensamos "a ver quien se levanta mañana a desayunar...". O al contrario...alargamos la noche hasta tal punto que decimos a las 6 de la mañana al llegar: "ahora mismo desayunaría más feliz que otra cosa sin esperar". Y no nos gusta ni lo más mínimo renunciar a ese desayuno de hotel que nos encanta, así que acabamos levantándonos medio zombis para ir a "disfrutarlo".
Tal vez sería posible, como idea, atrasar o adelantar el desayuno, avisando con anticipación de la hora aproximada y lo que vamos a querer tomar. Sería un win-win, porque tú no quedas supeditado al horario y el hotel "descongestiona" de gente el comedor de desayunos y sabe con anticipación lo que va a tomar el cliente a la par que ofrece un servicio por el que incluso estaríamos dispuestos a pagar un extra. Si hay suficiente demanda a una hora concreta (podríamos llegar al punto de establecer pequeñas franjas horarias haciendo coincidir a la gente) se podría habilitar una pequeña zona sin que molestara al resto de los huéspedes ni quitara operatividad al hotel.