
¿Qué tal comenzar la mañana con un una divertida clase de spinning o aquagym? ¿O tal vez un ratito de meditación? O, por qué no, a última hora del día, cuando ya regresamos al hotel dispuestos a no salir más...
La mayoría de hoteles cuentan con gimnasio, pero acercarse requiere de mucha fuerza de voluntad. Cuando se trata de actividades dirigidas por un monitor profesional, todo se vuelve más divertido y resulta más sencillo animarse.
Hoy en día mucha gente practica Pilates y Zumba, como yo, y no hay nada que me guste más que hacer una buena y divertida sesión de alguna de las dos modalidades antes de cenar y retirarme a descansar. Me encanta esta idea de tener actividades dirigidas en los hoteles. Nunca he usado el gimnasio porque me aburro, pero a las clases seguro que iría.