
Yo amaría alojarme en un hotel inspirado en las obras de quien fuera el mejor dramaturgo de la historia, William Shakespeare.
Me lo imagino con rincones inspirados en la Verona de Romeo y Julieta, en el bosque de Sueño de una noche de Verano o en el castillo de Hamlet.
Y una vez al año organizaría un baile en el que emulara los bailes de 1600.
Además el hotel podría servir como locación de alguno de los festivales inspirados en Shakespeare que se hacen.